comunidad de sangre

Este 5 de Noviembre estreno de LGS 4 alas 9 PM

domingo, 3 de junio de 2007


El Especial de Carlos Alcantara

Fuente:La Republica
Un héroe de barrio


Esfuerzo y talento han resultado claves para perfilar la carrera de Carlos Alcántara. Este actor de 42 años, una esposa y dos hijos, no se puede quejar. Con Pataclaun tocó el cielo. Y cuando parecía haberse encasillado en el papel de Machín, el reto de ser el "Dragón" de La Gran Sangre le ha confirmado que está en la línea correcta. Ahora los muchachos de cada esquina lo saludan con cariño. Para ellos es el héroe del barrio, el justiciero que vuelve a la pantalla. Nadie en Lima mejor que él para encarnar nuevas hazañas.

La adrenalina que fluía por el cuerpo del niño Carlos Alcántara cada vez que salía del cine, después de ver una película de Bruce Lee, encontraba su punto de desfogue en el barrio, cuando inmediatamente luego de esas sesiones de cine de acción, a las
que iba acompañado de su mancha, le seguía una batalla campal en la que todo el grupo era protagonista de aquella misma historia de golpes y patadas, y en la que él, obviamente, era Bruce Lee.
Han pasado los años y Carlos, convertido hoy en actor, ha vuelto a revivir aquellos momentos de la infancia, pero elevados a la N potencia, ya que ahora ha participado de vertiginosas persecuciones automovilísticas, ha noqueado a golpes a más de una docena de villanos y disparado toda clase de armas y explosivos. Pero ya no era Bruce Lee, sino Dragón, el ex policía convertido en vengador anónimo de las calles de Lima y líder de "La Gran Sangre".
Carlos Alcántara, el inolvidable "Machín" del teatro y la televisión, se cortó el pelo al rape y se dejó la barba para darle la personalidad al que hoy es su nuevo álter ego, y que le está dando grandes satisfacciones. Los últimos dos años Carlos, Cachín para los amigos, ha sido uno de los puntales, junto con Aldo Miyashiro (Tony) y Pietro Sibille (Mandril), del éxito de la serie de acción mejor lograda de la televisión peruana.
La Gran Sangre, esa historia acerca de un trío de justicieros de la calle que, muchas veces al margen de la ley, comb
aten la delincuencia, ha calado profundo en la preferencia de grandes y chicos, y ha elevado a la categoría de héroes, o antihéroes, como se prefiera, a sus protagonistas.
Tres temporadas televisivas y un cómic seriado han sido la antesala de la primera aventura cinematográfica de estos ídolos, que se estrenará el próximo 25 de julio, una experiencia que Cachín califica simplemente de "alucinante".
"Cuando Jorge Carmona nos propuso hacer La Gran Sangre, siempre tuvo en mente hacer también una película. Me siento complacido porque lo cumplimos y confieso que me he sentido como en Hollywood por la acción, los disparos y las peleas", dice Carlos, quien se sabe partícipe de un fenómeno que espera lo siga impulsando a crecer en un mundo al que siempre aspiró pertenecer.

¡¡Habla, sangre!!
Pantalla. Cachín hizo comerciales y condujo el programa infantil Yan Kem Po. Tres años después comenzó la aventura llamada Pataclaun, que luego dio el salto a la tele. Lima limón fue una amarga experiencia.Desde que La Gran Sangre empezó a transmitirse, en el 2006, se generó una gran empatía entre la gran masa de televidentes y los personajes de la serie, con los cuales hay una obvia identificación, ya que como dice Carlos, estos se visten, hablan y se comportan como la gente del barrio, convirtiéndose entonces en sus héroes, pero además en un referente de justicia y ley, aunque esta sea la de la calle.
"No sé si La Gran Sangre ofrece un mensaje o sea un ejemplo, pero sí que la televisión peruana exigía personajes positivos, aunque estos estén en un contexto de violencia. Algunos dijeron que hacíamos apología a la violencia, lo cual es falso, jamás hemos dicho a la gente peléense en la calle o hagan justicia con sus manos. Lo que hemos hecho es una serie que refleja parte de nuestra identidad".
Y esa identidad precisamente es la que muestran los seguidores de La Gran Sangre, los que saludan a Carlos cuando se cruzan con él con un contundente "Habla, sangre", y además hacen gala de un conocimiento increíble sobre detalles de la serie. Unos auténticos fanáticos.
"Esas cosas me muestran que ando por buen camino. Ahora es Dragón el que ha calado en la gente, en su momento fue Machín, por quien muchos aún sienten cariño, pero avanzamos y por suerte puedo jugar a lo que quiera con mis personajes, y lo gratificante es que la gente me sigue el juego y desde hace veinte años", dice Carlos.
Ganador, por una nariz
Es harto conocido que Cachín vivió su niñez y adolescencia en la Unidad Vecinal de Mirones, lugar del que sacó esa "calle" que ha heredado a sus personajes de la ficción. Pero así como alguna vez soñó en ser un gran deportista, también anhelaba la fama del mundo del espectáculo. "Yo quería ser actor porque quería ser famoso, tener dinero, chicas" confiesa Carlos, y cuenta que la primera vez que se paró delante de una cámara, fue como concursante en el programa de Yola Polastri.
Carlos estudió actuación en el Club de Teatro de Lima, y en simultáneo hizo de extra en decenas de producciones, hasta que obtuvo un pequeño papel en la telenovela Zaña. "Era tan huachafo, que para conseguir una audición llegue a usar mi apellido materno, que es Vilar, y me presentaba como Carlos Vilar". Consiguió hacer un par de telenovelas más y luego, en 1991, llegó la oportunidad en el cine de la mano de Roberto Bonilla y Nunca más, lo juro. Dos años después, Carlos descubrió que aquel sueño de fama podía hacerse realidad, aunque precisamente esa nueva experiencia profesional lo hizo reencontrarse con su verdadero yo.
"Sin duda Pataclaun es la etapa más importante en mi carrera porque me hizo ver que tenía talento. Por eso le agradezco tanto a July Natters, que me ayudó a confiar en mí, y a esos amigos que lo serán siempre". En ocho años participó en cuatro montajes cuyo éxito fue in cressendo, y allí creó personajes como el bebé Nandito, el viejo criollón, y el que se convertiría en una auténtica marca registrada, "Machín".
En 1997, Pataclaun dio el salto a la televisión y se mantuvo en el top de sintonía hasta 1999, cuando el grupo de actores decidió darse un respiro. Pero al ver el éxito de la repetición del programa, los claun intentaron aprovecharlo y presentaron una nueva propuesta televisiva pero, como dice Carlos, "la gente no atracó". Carita de atún se llamó aquel programa que no colmó la expectativas de los televidentes. Carlos continuó trabajando en varios filmes de distinta manufactura, entre ellos Ojos que no ven (2003), de Francisco Lombardi. "Fue una buena experiencia trabajar con Lombardi. Con él viajamos a San Sebastián (España) a presentar la película. Sin duda, un director como él sabe sacar lo mejor de un actor y conmigo lo hizo", dice Cachín.


Nunca más…

Carlos Alcántara tiene claro que su responsabilidad como actor, es la de comunicar y entretener, ya sea a través del humor o de una serie como La Gran Sangre. En el año 2004, Carlos decidió regresar a la televisión e intentar algo nuevo, y se animó a asumir el reto de ser el coanimador del programa del mediodía, Lima Limón.
"Si hay algo que no volvería a hacer jamás, sería un programa como ese. Durante seis meses soporté una forma de hacer televisión que no entendía, y si aguanté tanto fue porque cada vez que decía que me iba, me pedían que me quede, que todo iba a cambiar". Carlos reconoce su ingenuidad ante ese monstruo llamado televisión, el mismo que lo llevó al extremo de renunciar ante cámaras, luego de un incidente con un invitado del programa.
"Me dijeron de todo. Que era una bomba de tiempo, que era un malcriado, incluso que no iba a volver a la televisión. Pero sabes, lo más bacán fue que en la calle la gente me felicitó por lo que hice y entonces confirmé que no había actuado mal". Cachín no sólo volvió a la televisión a través de la miniserie Lobos de mar, sino que asumió un nuevo reto, otro, que fue hacer un par de unipersonales. Uno íntimo llamado La calle, en el Dragón de Barranco, y El código Carlinchi.
Carlos Alcántara tiene 42 años y La Gran Sangre", la película, se convierte entonces en un nuevo plot point, ese punto en el lenguaje del cine en el que una historia da un nuevo giro, en su vida y carrera.
"Seguro vamos a hacer la cuarta temporada de la serie, y espero una segunda película. Pero además, voy a hacer pronto un nuevo unipersonal en el que cantaré y haré música. Hay un proyecto también para volver a la tele con la nariz roja y con el personaje del viejo de Machín. Con la misma criollada, la pendejada y el recurseo. Pero también quisiera tener una oportunidad de trabajar fuera del país, y La Gran Sangre puede ser mi carta de presentación".
Carlos dice que quiere aprovechar al máximo esta etapa de "florecimiento" en la que dice estar, ya que en algún momento él también será un muchachito del ayer.
"Yo todavía no la he hecho y cuando pueda decir que la hice, seguro será cuando me retire, y para eso todavía falta mucho", dice Cachín con la sinceridad y el desparpajo de la nariz roja, y la convicción de un Dragón.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola , soy productor y necesito poder contactarme con Carlos ...lo necesito para una chamba m porfavor si alguien me puede mandar su correo o sus fonos se los agradeceriamucho. Gracias
Guillermo Urmeneta Ferreyros
guillermourmeneta@gmail.com