Pre estreno de La Gran Sangre en Larcomar
Fuente : RPP Noticias
Con la presencia de todo el elenco, se realizó el pre estreno de la cinta nacional La Gran Sangre en una de las salas de Larcomar que estuvo totalmente llena de hombres de prensa y amigos y familiares de los actores de la producción.
La historia se inicia con la persecución por las calles de Lima de unos delincuentes que terminan muertos y con la llegada a Lima de un narco mexicano, “El Rocha” (Ernesto Alonso), que arriba para vengar la muerte de sus compinches, uno de los cuales era casi un hijo para él.
Diversos personajes aparecerán en la pantalla creándose una atmósfera de constante violencia matizada con salidas divertidas generadas por Tony Blades (Aldo Miyashiro), Mandril (Pietro Sibille) y Dragón (Carlos Alcántara). Obviamente el despliegue técnico es mayor que el que se mostró en la serie televisiva.
Como se sabe La Gran Sangre es el nombre con el que Dragón, Mandril y Tony Blades, se bautizaron a sí mismos luego del pacto en el que juraron proteger a los más necesitados. Amigos desde niños, cada uno de estos personajes tuvo que sortear sus propias dificultades hasta descubrir su vocación de justicieros.
El Dragón, líder del grupo, dedicó su vida a servir en la policía. A pesar de ser un hombre correcto, honesto y fiel a la institución que decidió representar, una trampa de su peor enemigo, el Conde, hizo que fuera injustamente acusado y condenado a prisión por posesión de drogas. Decepcionado y visiblemente enojado con la ley que le dio la espalda, decidió tomar acción por sus propias manos.
Tony Blades, el más controversial de los tres, hizo su pequeña fortuna en los casinos y caballos. Apostador y mujeriego, dio siempre la apariencia de ser un mercenario. Sin embargo, detrás de esa frialdad, sus compañeros reconocían a un hombre comprometido y justo, que herido múltiples veces, decidió no mostrar sus sentimientos.
Mandril, militar ejemplar, sirvió a su país en las zonas de emergencia durante la crisis terrorista. De regreso, afectado por sus vivencias, tuvo problemas de conducta que terminaron con su matrimonio. Hombre noble y valiente, pero perturbado por el abandono, y por la ausencia de su hijo, se retiró de las fuerzas armadas y tuvo que enfrentar el desempleo. Sólo unirse a sus dos grandes amigos en la lucha contra el mal le devolvió la vida.
Juntos, formaron La Gran Sangre, grupo que dio un nuevo sentido a la palabra justicia, y se convirtió en una leyenda en las calles de Lima.
Destaca en la cinta, el empleo de comics en algunas escenas cuya realización con personajes de carne y hueso sería harto difícil o imposible tanto física como económicamente. También la destreza en la lucha cuerpo a cuerpo mostrada por Anthea (Melania Urbina) y Dragón (Carlos Alcantara). Y por cierto, el empleo de una gran cantidad de rostros muy conocidos para los periodistas: la casi totalidad de los efectivos de seguridad del 911.
Quizá para algunos la película sea excesivamente larga. Que haya tomado elementos de otras películas (el gesto de Nemo en Matrix, a la vez copiado de Bruce Lee, por citar un ejemplo). Que el sonido no es muy eficiente o que le falte color a la fotografía. El hecho es que el espectador mantendrá la atención a la largo de la cinta y eso es bastante avance en una cinta nacional. Se espera, eso sí, una segunda parte, en la que habrá seguramente muchas correcciones.
La historia se inicia con la persecución por las calles de Lima de unos delincuentes que terminan muertos y con la llegada a Lima de un narco mexicano, “El Rocha” (Ernesto Alonso), que arriba para vengar la muerte de sus compinches, uno de los cuales era casi un hijo para él.
Diversos personajes aparecerán en la pantalla creándose una atmósfera de constante violencia matizada con salidas divertidas generadas por Tony Blades (Aldo Miyashiro), Mandril (Pietro Sibille) y Dragón (Carlos Alcántara). Obviamente el despliegue técnico es mayor que el que se mostró en la serie televisiva.
Como se sabe La Gran Sangre es el nombre con el que Dragón, Mandril y Tony Blades, se bautizaron a sí mismos luego del pacto en el que juraron proteger a los más necesitados. Amigos desde niños, cada uno de estos personajes tuvo que sortear sus propias dificultades hasta descubrir su vocación de justicieros.
El Dragón, líder del grupo, dedicó su vida a servir en la policía. A pesar de ser un hombre correcto, honesto y fiel a la institución que decidió representar, una trampa de su peor enemigo, el Conde, hizo que fuera injustamente acusado y condenado a prisión por posesión de drogas. Decepcionado y visiblemente enojado con la ley que le dio la espalda, decidió tomar acción por sus propias manos.
Tony Blades, el más controversial de los tres, hizo su pequeña fortuna en los casinos y caballos. Apostador y mujeriego, dio siempre la apariencia de ser un mercenario. Sin embargo, detrás de esa frialdad, sus compañeros reconocían a un hombre comprometido y justo, que herido múltiples veces, decidió no mostrar sus sentimientos.
Mandril, militar ejemplar, sirvió a su país en las zonas de emergencia durante la crisis terrorista. De regreso, afectado por sus vivencias, tuvo problemas de conducta que terminaron con su matrimonio. Hombre noble y valiente, pero perturbado por el abandono, y por la ausencia de su hijo, se retiró de las fuerzas armadas y tuvo que enfrentar el desempleo. Sólo unirse a sus dos grandes amigos en la lucha contra el mal le devolvió la vida.
Juntos, formaron La Gran Sangre, grupo que dio un nuevo sentido a la palabra justicia, y se convirtió en una leyenda en las calles de Lima.
Destaca en la cinta, el empleo de comics en algunas escenas cuya realización con personajes de carne y hueso sería harto difícil o imposible tanto física como económicamente. También la destreza en la lucha cuerpo a cuerpo mostrada por Anthea (Melania Urbina) y Dragón (Carlos Alcantara). Y por cierto, el empleo de una gran cantidad de rostros muy conocidos para los periodistas: la casi totalidad de los efectivos de seguridad del 911.
Quizá para algunos la película sea excesivamente larga. Que haya tomado elementos de otras películas (el gesto de Nemo en Matrix, a la vez copiado de Bruce Lee, por citar un ejemplo). Que el sonido no es muy eficiente o que le falte color a la fotografía. El hecho es que el espectador mantendrá la atención a la largo de la cinta y eso es bastante avance en una cinta nacional. Se espera, eso sí, una segunda parte, en la que habrá seguramente muchas correcciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario